miércoles, 27 de marzo de 2013

Todos los encuentros


         
                                                 para Mariano
                                                 Si vis pacem, para bellum (Flavius Vegetius)

Mostraste mi reflejo en todos los momentos
sin dejar de ser  tú, y nada más que eso.
Ardua tarea  reflectar el crecimiento
de la semilla encerrada en coraza de cemento.
Cuanto te odié,  me odiaba yo en silencio,
en mi ir y venir de niño descompuesto
oscureciendo el cielo y alumbrando el infierno,
tajándome el alma con un puñal de viento.
Me vi triste y rabioso. Me vi dolido y muerto,
a patadas con el mundo, a golpes con el tiempo,
ardiendo ante tus ojos aferrado a mi lamento
en el fuego de mi hoguera: despacio, bien lento.
Anduve por la vida, cegado, un buen trecho,
con el corazón sollozando dentro de mi pecho.
Luego, empecé a verte por detrás de mi tormento
viéndome yo mismo perdido en el desierto.
Caminé dunas, subí soles, bajé nubes de hielo
recorriendo el laberinto que hay en mis adentros,
vislumbrando, temeroso, el centro de mi centro
reflejado en las niñas de tu mirar sereno.
Algo mío dejé prendido en el filo de tus ojos,
un poco de mí, de mi vida, hebras de niño roto.
Algo tuyo me quedó de todos los encuentros,
un aroma, un sabor, un abrazo, un aliento.


                                               Marcos Lloret García

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