miércoles, 19 de febrero de 2014

Cuarenta

Cuarenta aires al día
golpean en mi ventana
buscando una extraña tristeza
de dulce rabia teñida
que impregna la piel que me viste
adentro del alma mía.

Cuarenta palabras calladas
vienen diciendo escarcha
cuando el hielo me despierta
en la fría madrugada
con su mano pintada de azul,
de azul de mar salpicada.

Cuarenta versos en blanco
por debajo de la nada
donde me siento a esperar
siendo persona extraña,
compuesta por lo que queda
cuando la nada se marcha
dejando nada a su espalda
en la nada hacia la que avanza.

Cuarenta tristezas rabiosas
de triste rabia enlutadas
entremezclándose en mi vuelo,
ave de alas cortadas
con el plumaje arrancado,
pico y patas atadas
por un cordel errabundo
que hiere al tiempo que mata.

Cuarenta vidas perdidas
en la interminable batalla
que me parte en dos el pecho
con tajos de filo de hacha,
leñador demente talando
suspiros de sal incendiada
que laten en el corazón
cuando el corazón estalla.

Cuarenta esperas remotas.
Cuarenta soledades.
Cuarenta ilusiones rotas.
Cuarenta tempestades.




                                                 Marcos Lloret García

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